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B M ULAJE

I have a dream

Gracia y paz mis hermanos y hermanas.

El día 28 de agosto de 1963, el Doctor Martin Luther King, Pastor bautista y activista en favor de la no segregación racial en su país (“cristiano en su mayoría”), pronunció el discurso que se considera más influyente jamás pronunciado, inspirado cien por ciento en su formación evangélica.

En el pronunció lo siguiente: Yo tengo el sueño de que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter. ¡Yo tengo un sueño hoy!

Desgraciadamente a 56 años de ese discurso, aunque en el país del norte ya tuvieron un presidente afroamericano, la deuda y el sueño no se han cumplido.

La retórica y el discurso de encono, ya no contra un grupo racial, sino contra quien no tenga una piel blanca se ha multiplicado.

Lo lamentable es que, en nuestro entorno social, el odio y la violencia se ha disparado en una forma exponencial, desgraciadamente en contra no de un grupo racial, en nuestro país la violencia se ha multiplicado en contra de la mujer, a tal grado que se considera y tipifica con una etiqueta particular, feminicidio.

No hace mucho, fue transmitida en directo, no solo la protesta de muchísimas mujeres que justificadamente gritaron ¡basta!, sin embargo, al mismo tiempo ese odio se polarizó en contra del sexo opuesto, generando actos que desbordaron y trascendieron incluso monumentos emblemáticos de nuestra ciudad, justificados o no, reprochables.

Aunado a esto la violencia en el país va en una escalada incontrolable, (como muestra una masacre de 25 personas en el estado de Veracruz).

Señal inequívoca que el reino de las tinieblas, aunque derrotado por Jesús en el calvario, intenta mostrarse como victorioso, sin embargo, aunque paradójico, son los tiempos adecuados para que el Reino de Dios irrumpa con todo su poder, pero con el poder del amor.

El Espíritu Santo nos legó en la Biblia, no su sueño, sino su verdad, la única verdad que puede vencer cualquier acto de violencia, Mahatma Gandhi (otro soñador) logró la independencia de su país natal sin disparar una sola arma.

Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5: 9-10).

Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres (Ro12: 10-18).

Lo anterior no es una utopía ni un sueño, es la declaración de principios del reino de los cielos y como ciudadanos del mismo nuestra pauta, no a seguir, sino a predicar para que ese reino realmente se haga visible y resplandezca, y si el reino de las tinieblas pareciera que lleva la delantera, es porque los ciudadanos del reino de la luz, no hemos tomado en serio nuestra ciudadanía.

Pidamos a Dios que nuestro sueño sea el mismo no solo de Martin Luther King, sino que sea nuestra inspiración para transformar este reino de tinieblas en el reino de la luz que debe ser, en el nombre de Jesús empeñémonos en esa meta, Dios sea con nosotros.

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